…y despierto está quien se piensa dormido.
No creo en las hadas, pero si en las palabras. (No creo en la literatura, pero la necesito) Me imagino unas hadas revoloteando sobre el follaje intenso de un relato. En el espacio infinito donde cabe la magia. No creo en la magia porque es demasiado bella, pero creo en los vocablos que intentan tocarla y la esperan, como espera el narciso caer en el río para ver su reflejo en el agua. Y escribo sobre hadas que se posan sobre los senos de una joven mientras duerme (ya casi quiero decir esa palabra) Un hada se acerca al oído, tras dejar atrás un cuello blanco y puro. Le susurra al oído como Keats lo imaginaba: despierta de tu sueño feérico. (Feérico es la palabra que buscaba y que un hada me reveló en un sueño).
No creo en las hadas, pero si en las palabras. (No creo en la literatura, pero la necesito) Me imagino unas hadas revoloteando sobre el follaje intenso de un relato. En el espacio infinito donde cabe la magia. No creo en la magia porque es demasiado bella, pero creo en los vocablos que intentan tocarla y la esperan, como espera el narciso caer en el río para ver su reflejo en el agua. Y escribo sobre hadas que se posan sobre los senos de una joven mientras duerme (ya casi quiero decir esa palabra) Un hada se acerca al oído, tras dejar atrás un cuello blanco y puro. Le susurra al oído como Keats lo imaginaba: despierta de tu sueño feérico. (Feérico es la palabra que buscaba y que un hada me reveló en un sueño).
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on martes, 3 de marzo de 2009
at 16:15
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